Si has viajado como acompañante de tu pareja, familiar o amigo, entonces ya estás listo(a) para saber si eres un(a) mal copiloto o no. Revisa los signos que ayudarán a definirte como tal.
El que se queja de todo
Tienes calor, tienes frío, te aburre el tráfico, preguntas si falta mucho para llegar a tu destino. Si te encargas de quejarte de todo ante el conductor, eres un copiloto incómodo.
El que toca elementos que le corresponde maniobrar al conductor
Tocas el claxon, activas el limpiaparabrisas y te atreves a mover el timón para evitar, según tú, un posible accidente. Nada más irritante para el conductor que un copiloto que se meta en sus cosas.
El nervioso
Te encargas de recordarle al conductor los miles de peligros que hay en la pista, y no puedes viajar tranquilo. Además de caer pesado, te puedes convertir en un gran distractor y, de hecho, provocar un accidente.
El que habla mucho
Está muy bien ser conversador, pero los extremos son malos. Si te transformas en un loro parlanchín cada vez que viajas de copiloto, terminarás por cansar, aburrir y distraer al conductor. Hay que saber cuando callar, sobre todo porque puede ser peligroso para ambos.
El que no habla nada
Insistimos, los extremos son malos. Una conversación con diálogos espaciados y amenos, puede resultar estimulante para el conductor, o reducir su fatiga en viajes largos. Pero no decir nada, puede ser hasta una descortesía de tu parte.
El que se duerme
Tanto como no hablar nunca, ir durmiendo todo el camino puede resultar desagradable, sobre todo porque un buen copiloto es el que ayuda al conductor cuando este lo requiera.
El que le encanta discutir
Si quieres reducir la concentración del conductor o aumentar su estrés, sobre todo cuando están atascados en el tráfico, ¡vamos!, inicia una discusión y aumentarás el riesgo de un accidente por cansancio o distracción. Nunca discutas mientras viajas en el auto.
El que no colabora
Un buen copiloto ayuda al conductor en tareas que no tengan que ver precisamente con la conducción del vehículo. Por ejemplo, puedes ayudar a manipular el navegador o GPS, buscar una estación de radio o poner música, quizá mover el espejo, etc. Siempre que el conductor lo requiera, debes listo para apoyarlo.
El que viaja como en su casa
Viajas con los pies en el salpicadero, no te pones el cinturón de seguridad, vas mal sentado y totalmente despreocupado. A menos que tengas mucha confianza con el conductor -aunque ello no justifique que prescindas del cinturón de seguridad-, dicha actitud puede ser una falta de respeto.
El que sabe de manejo
Por último, si te crees un as del volante y sientes que manejas mucho mejor que el conductor, está bien, quizá puedas darle una recomendación. Pero refrescarle tips de manejo a cada momento terminará por cansarlo. Nadie quiere escuchar cómo acelerar, cómo frenar, cómo hacer los cambios, etc.
Ahora que has leído esto, ¿ya sabes si eres un mal copiloto?
Con información de Diariomotor.com.
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Posted by NeoAuto.com on Thursday, July 2, 2015