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Consejos: ¿por qué revisar y renovar el líquido de frenos?

publicado por Juan Ingol julio 10, 2017 0 comentarios

Al dejar de lado el mantenimiento del líquido de frenos, éste puede perder su efectividad, poniendo en riesgo la seguridad del conductor. Evita una situación así con estos consejos.

El líquido de frenos es fundamental para tu seguridad, ya que es el responsable de transmitir la fuerza ejercida sobre el pedal de freno a las pastillas, para detener así el movimiento de las ruedas.

Su funcionamiento se basa en un sistema de circuito cerrado a presión que, además, tiene la función de absorber una parte del calor generado por la fricción de las pastillas y el disco.

Esto significa que el líquido de frenos está sometido a elevadas temperaturas (más de 250ºC aproximadamente), por lo que debe mantener los niveles de ebullición altos para un rendimiento efectivo y seguro.

Por el paso del tiempo, el uso y la humedad, el líquido de frenos pierde un 10% de la temperatura del punto de ebullición al año, lo cual se traduce en un pedal más blando.

Ahí radica la importancia de revisar el líquido de frenos con frecuencia y cambiarlo cada dos años o al cumplir el kilometraje indicado por el fabricante.

Cómo revisarlo

1. Para empezar, abrir el capote siempre con el motor apagado y frío. Luego, localizar el depósito del líquido de frenos, que suele encontrarse en el lado del conductor.

2. En los autos modernos el depósito del líquido de frenos permite ver a trasluz la cantidad de fluido que contiene, por lo que solo es necesario ver que el nivel se encuentra entre los indicadores mínimo y máximo. En modelos antiguos, se debe retirar el tapón del depósito e introducir una varilla para comprobar el nivel.

3. Verificar el color del líquido. En la mayoría de marcas y modelos suele ser ligeramente transparente y amarillento. Una coloración marrón oscura indica que el fluido es muy viejo y debe ser cambiado.

4. Si es necesario cambiarlo, asegúrate de que estás utilizando el producto que le corresponde a tu vehículo. Según la normativa DOT (Departamento de Transporte de los EE.UU.), los líquidos para frenos se clasifican según su ebullición.

Así, los tipos más comunes son el DOT 3 (para la mayoría de vehículos), DOT 4 (para un uso más intenso de los frenos) y el DOT 5.1 ( para sistemas de última generación), con puntos de ebullición de 205ºC, 230ºC y 260ºC, respectivamente.

Recuerda que de no contar con la experiencia necesaria para cambiar el líquido de frenos, lo recomendable es optar por el servicio de posventa de tu fabricante o acudir a un taller de confianza.

En estos lugares cuentan con el equipamiento necesario para medir el punto de ebullición y el nivel de humedad del líquido de frenos, para brindarte un diagnóstico y tratamiento adecuado.

Fuente: euromaster-neumaticos.es / autofacil.es

 

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