Estos consejos podrían evitar que tu motor sufra un exceso de calor y costosas reparaciones.
El motor de un vehículo suele trabajar a una temperatura de entre 80 y 100 grados centígrados, aproximadamente. Algunos dicen que puede funcionar correctamente, incluso, hasta los 150 grados. Más arriba de estos límites, el bloque empezará peligrosamente a sobrecalentarse.
Pero para saber que todo anda bien en este tema durante la conducción no hay que fijarse en estos datos, sino en la aguja del cuadro de instrumentos que señala el calor en el bloque: mientras no pase de la mitad, no hay ningún problema.
En verano, por supuesto, la temperatura ambiente se incrementa y podría afectar a tu engreído en este aspecto en los siguientes casos.
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Niveles bajos de líquidos
Vayamos por lo esencial. Los líquidos son los principales encargados de mantener la temperatura adecuada de funcionamiento. Ya sea refrigerante o agua, este, tras salir caliente del motor, se enfría en el radiador y vuelve al bloque para refrescarlo. Así sucesivamente. De forma similar, el aceite.
Si hay fuga de líquidos o de aceite o, simplemente, están en un bajo nivel, el motor no tendrá la suficiente refrigeración y el calor exterior pondrá su cuota para que la aguja de la temperatura suba más de la mitad.
¿La solución? Revisar que los niveles de los fluidos sean óptimos destapando con cuidado la tapa del radiador, así como observar la varilla de aceite. Nos tomará unos minutos y puede salvarnos de una mala experiencia en conducción durante la época de intenso sol.
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Mal funcionamiento del ventilador
El ventilador se encuentra junto al radiador y entra en acción cuando la temperatura del refrigerante excede a la del ambiente. Esto lo mide a través de un sensor que tiene integrado. De esta forma, este elemento da una ayuda extra con aire limpio para el enfriamiento del líquido. En épocas de verano, podría girar todavía por unos segundos más luego de que el vehículo haya sido apagado para enfriar el motor.
Si funciona mal o, peor aún, si no funciona, corres el riesgo de un sobrecalentamiento del motor al perder ese extra tan importante de ventilación del bloque. Asegúrate que está trabajando óptimamente.
Mal funcionamiento de otros elementos
Dentro del sistema de refrigeración hay tres o hasta cuatro elementos importantes a considerar: el termostato, que se encarga de regular el ingreso y salida del refrigerante del motor; el radiador, sobre el cual se disipa el calor del líquido; la bomba de agua, que hacer circular el refrigerante; y las cañerías o tuberías, por donde pasa el líquido.
Si alguno de estos elementos se rompe o falla por algún motivo, el sistema no cumplirá con su objetivo de refrigerar el motor y la aguja de la temperatura en el testigo subirá. Las consecuencias son serias y caras.
Por ello, para evitar malos ratos, siempre dale una revisión y mantenimiento preventivo a toda la estructura de refrigeración, más aún, en estaciones como el verano, en la que la temperatura ambiente será inclemente con el motor de tu auto.