Tener el filtro de aire en buen estado beneficiará directamente al motor de tu auto. Por ello, sigue estos consejos que te evitarán averías y emisiones excesivas de gases contaminantes.
Además de combustible, un motor necesita aire para funcionar. Este último debe pasar antes por un filtro que retenga las impurezas, para que no accedan a la cámara de combustión.
Si el filtro se satura y no es reemplazado, pueden ingresar partículas que ocasionen ralladuras en los pistones y paredes de los cilindros, lo cual resultaría en un deterioro prematuro del motor.
Un filtro saturado también obstruye el flujo del aire, por lo que es necesario un mayor uso de combustible para que el motor funcione, sin embargo, este va perdiendo potencia poco a poco.
¿Cuándo cambiarlo?
Los fabricantes suelen recomendar el cambio en cada revisión periódica, sin embargo, este puede variar significativamente según el entorno y la época del año en la que se maneje. Por ejemplo, en zonas secas y caminos de tierra el filtro se ensucia antes de tiempo.
También existen dos factores que pueden indicarte que el momento de reemplazarlo está cerca: la disminución de la potencia al acelerar y la emisión de gases oscuros por el tubo de escape.
¿Y si solo limpio el filtro?
Limpiar el filtro mediante un soplete de aire a presión es una práctica común entre los aficionados a la mecánica. No obstante, se recomienda evitarla, ya que solo retira las partículas de polvo que están sueltas, pero no las retenidas en la fibra de papel: es casi imposible remover las partículas retenidas sin dañar el filtro.
Por ello, como la mejora que ofrece la limpieza superficial es mínima, se aconseja cambiar el filtro de aire cuando esté sucio y así contribuir al desempeño del motor y prevenir mayores complicaciones.
Fuente: euromaster-neumaticos.es
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